No quiero ser Ingeniera

lunes, 18 de marzo de 2013
Parto este blog con la consigna que me hizo crearlo "No quiero ser ingeniera".

Primero que todo, soy Verónica (Verito, Vero, Verota; dele con confianza, que el nombre da para mucho), una chilena de 24 años, soltera, sin hijos y amante de las cosas simples que estudia Ingeniería Ambiental en la Universidad de Concepción, en la ciudad del mismo nombre.

Cuando uno tiene dieciocho años, uno se cree la raja. Con 18, uno entra a la discoteca mostrando altanera su carnet, va a comprar alcohol o cigarrillos con una sonrisita de suficiencia porque ya no necesita maquillarse y ponerse tacos para verse más grande y que no le pidan identificación para comprar o entrar a un Pub.

Pero nadie a los 18 años esta seguro de lo que quiere en la vida y las universidades se encargan de venderte todas las carreras como la última chupá del mate, donde todo es color de rosas, para hacerte creer que esa es "la carrera" para ti. Según la descripción de las carreras, todos podremos trabajar en organismos públicos o privados, o bien ser emprendedores y crear nuestra propia empresa, pues la universidad te entrega los conocimientos que un profesional necesita para enfrentar los nuevos desafíos del país y del mundo y bla bla bla.

La propaganda no te dice "si sacas menos de 600 puntos en la PSU de matemática, no elijas esta carrera". Porque sí, soy de ese reducido grupo de mediocres que creyó que estudiar ingeniería solo requería esfuerzo y mucho estudio y que incluso yo (no muy buena en matemática ni en física) solo con estudio podría serlo. Después de todo, mi puntaje en la PSU me aceptaba en el, no despreciable, número 15 de la lista de ingresados y eso en este país es todo lo que necesitas para entrar a estudiar una carrera.


Se preguntarán, cómo una amante de los libros, la música y la filosofía terminó en ingeniería. Bueno, creo que fue por ese aburguesado pensamiento de que en Chile de las artes y de estudios humanistas no se vive y a los 18, al menos yo, quería estudiar algo que me diera plata.

Ahora sé la triste realidad de que en la mayoría de los casos, un egresado de ingeniería necesita hasta tres años de experiencia antes de poder afirmarse en una empresa (y hay tantos profesionales que no siempre los sueldos son como una imagina) y lo que es peor, hay un montón de pseudo-ingenieros salidos de instituto (que con suerte tuvieron Cálculo I) que con pituto terminan ocupando los puesto de profesionales universitarios.

En fin esa es mi triste realidad, sumado claro está en que estoy atrasada y que hace dos años debería haber salido y con suerte estoy en tercero y medio y por supuesto, no falta en mi vida la fastidiosa tía que todo estudiante atrasado de ingeniería tiene que cada vez que te ve te pregunta "¿Cuánto te falta para terminar?"... pero eso ya será tema para otro post.



1 comentarios:

Unknown dijo...

Interesante trayectoria la que te ha traído hasta aquí.

Suerte Vero!

Publicar un comentario